NUESTRA VIDA GLUTEN FREE

CELIAQUIA






Introducción y concepto



La enfermedad celíaca (EC) consiste en una

intolerancia a las proteínas del gluten (gliadinas,

secalinas, hordeínas y, posiblemente,

aveninas) que cursa con una atrofia severa de

la mucosa del intestino delgado superior.

Como consecuencia, se establece un defecto

de utilización de nutrientes (principios inmediatos,

sales y vitaminas) a nivel del tracto

digestivo, cuya repercusión clínica y funcional

va a estar en dependencia de la edad y la

situación fisiopatológica del paciente. Esta

intolerancia es de carácter permanente, se

mantiene a lo largo de toda la vida y se presenta

en sujetos genéticamente predispuestos

a padecerla. Parece que la ausencia de lactancia

materna, la ingestión de dosis elevadas de

gluten, así como la introducción temprana de

estos cereales en la dieta de personas susceptibles,

son factores de riesgo para su desarrollo.

Un régimen estricto sin gluten conduce a la

desaparición de los síntomas clínicos y de la

alteración funcional, así como a la normalización

de la mucosa intestinal.

Las características clínicas de la EC difieren

considerablemente en función de la edad de

presentación. Los síntomas intestinales y el

retraso del crecimiento son frecuentes en

aquellos niños diagnosticados dentro de los

primeros años de vida. El desarrollo de la

enfermedad en momentos posteriores de la

infancia viene marcado por la aparición de

síntomas extraintestinales. Se han descrito

numerosas asociaciones de EC con otras patologías,

muchas con base inmunológica, como

dermatitis herpetiforme (considerada, realmente,

como la enfermedad celíaca de la

piel), déficit selectivo de IgA, diabetes mellitus

tipo I o tiroiditis y hepatitis autoinmune,

entre otras.

La EC puede mantenerse clínicamente silente

e incluso en situación de latencia con

mucosa intestinal inicialmente normal consumiendo

gluten en algunos sujetos genéticamente

predispuestos. La malignización es la

complicación potencial más grave y viene

determinada por la presencia mantenida de

gluten en la dieta, incluso en pequeñas cantidades.

Por tanto, una dieta estricta sin gluten

constituye la piedra angular del tratamiento

de la EC y debe ser recomendada durante

toda la vida, tanto a los enfermos sintomáticos

como a los asintomáticos.



Patogenia



La mayoría de los modelos descritos sobre la

patogenia de la EC la consideran una enfermedad

inmunológica en la que concurren factores

genéticos y ambientales, de modo que se

requiere la combinación de ambos factores

para que se inicie la enfermedad. Se ha

encontrado una fuerte asociación entre los

genes que codifican para moléculas HLA de

clase II y la EC, concretamente con los haplotipos

HLA-DR17 (DR3) y HLA DR11

(DR5/DR7). Dicha asociación está relacionada

con la molécula DQ2, común en ambos

haplotipos. DQ2 es un heterodímero a/b

situado en la superficie de células implicadas



Enfermedad celíaca

Isabel Polanco y Carmen Ribes

5



en la respuesta inmune, codificado por los

alelos DQA1*0501 B1*0201. Dichos alelos

están presentes en el 95% de los enfermos

celíacos, comparado con el 20% en grupos

control. La mayor parte del resto de los

pacientes celíacos negativos para DQ2 portan

la molécula DQ8 (DQA1*0301 B1*0302).

Recientemente se ha encontrado que el alelo

10 del gen MICB (MICB*10), un gen de

estructura similar a los genes de clase I, también

contribuye a la susceptibilidad para la

enfermedad celíaca. Este gen codifica las

moléculas MICB que se expresan en los enterocitos

del intestino delgado que son específicamente

reconocidos por células, lo que

podría explicar el aumento significativo de los

linfocitos en el epitelio intestinal.

Desde hace tiempo se sabe que en el suero de

los pacientes celíacos pueden detectarse anticuerpos

contra gliadina (AAG). Se ha

demostrado que la producción de AAG de

tipo IgA e IgG está aumentada, tanto en las

secreciones intestinales como en el suero de

pacientes celíacos. También se ha descrito un

aumento de otros anticuerpos alimentarios,

probablemente como consecuencia del

aumento de la permeabilidad de la membrana

intestinal. Además, en la EC se producen

anticuerpos dirigidos contra algunas proteínas

de la matriz celular de origen fibroblástico,

como son los anticuerpos antirreticulina y los

anticuerpos antiendomisio. Recientemente se

ha identificado la transglutaminasa tisular

(TGt) como el principal antígeno frente al

cual se dirigen los anticuerpos antiendomisio.

Todos estos anticuerpos, especialmente los de

clase IgA, se utilizan como marcadores inmunológicos

para el diagnóstico de EC. Sin

embargo, ninguno es específico y sus niveles

no siempre están directamente relacionados

con el estado de la mucosa intestinal.

La presencia de autoanticuerpos en sueros de

pacientes celíacos, junto con la fuerte asociación

con los productos de los genes HLA II y

las características de inflamación local de la

porción del yeyuno, sugieren que la EC

p odría tener una base autoinmune. Sin

embargo, no se trata de una enfermedad

autoinmune clásica, ya que los autoanticuerpos

desaparecen y el daño tisular de la mucosa

intestinal revierte completamente al eliminar

el gluten de la dieta.

Aunque no se conoce el mecanismo molecular

preciso por el cual se produce la EC, la

identificación de la TGt como el autoantígeno

frente al cual se dirigen principalmente los

anticuerpos tisulares ha permitido conocer

nuevos datos que explican algunos de los

sucesos que acontecen en la enfermedad. La

TGt pertenece a una familia heterogénea de

enzimas dependientes del calcio que cataliza

la formación de enlaces entre proteínas. Está

ampliamente distribuida en el organismo

humano, encontrándose asociada a las fibras

que rodean el músculo liso y las células endoteliales

del tejido conectivo. La TGt interviene

en el ensamblaje de la matriz extracelular

y en los mecanismos de reparación tisular,

actuando las gliadinas del trigo como sustrato

de estas reacciones. En tejidos lesionados,

como la mucosa del intestino delgado de la

EC no tratada, los niveles de TGt aumentan.

Existen datos que apoyan que la TGt actúa de

forma específica sobre los péptidos de las gliadinas,

produciendo residuos cargados negativamente

por desamidación de una glutamina

a glutámico. Esta actividad produce complejos

entre el autoantígeno (TGt) y la gliadina

que actúa como transportadora, generándose

epítopos nuevos capaces de unirse muy eficazmente

a las moléculas DQ2 o DQ8 (ambas

con preferencia por cargas negativas) expresadas

en la superficie de las células presentado-



48

Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría



ras de antígeno intestinales y que son reconocidos

por células T derivadas del intestino de

pacientes celíacos. El estímulo de estas células

T CD4+ (cooperadoras), específicas para gliadina,

por el complejo TGt-gliadina actúa

sobre las células B para la producción de anticuerpos

frente a TGt y frente a gliadina. Este

modelo explica por qué la mayoría de los

pacientes celíacos son portadores de HLADQ2

(95%) o, en su defecto, de DQ8. También

explica la existencia de autoanticuerpos

frente a antígenos tisulares, cuyos niveles

fluctúan en función de los antígenos de la

dieta (gliadina), sin necesidad de la existencia

de homologías entre las gliadinas y el

autoantígeno. Si la cooperación con células B

específicas para la formación de anticuerpos

anti-TGt proviniese de células T específicas

para TGt y no de células T específicas para

gliadina, la respuesta inmune sería crónica y

no estaría regulada por la gliadina, como de

hecho ocurre en la EC.



Clínica



La sintomatología clásica incluye diarrea

malabsortiva, vómitos, cambios de carácter,

falta de apetito, estacionamiento de la curva

de peso y retraso del crecimiento. El abdomen

prominente y las nalgas aplanadas completan

el aspecto característico de estos enfermos y

permite sospechar el diagnóstico con facilidad.

No obstante, nunca se iniciará la exclusión

de gluten de la dieta sin realizar previamente

una biopsia intestinal.

Cuando la enfermedad evoluciona sin tratamiento,

pueden aparecer formas graves (crisis

celíaca), con presencia de hemorragias cutáneas

o digestivas (por defecto de síntesis de

vitamina K y otros factores K dependientes a

nivel intestinal), tetania hipocalcémica y

edemas por hipoalbuminemia. Puede producirse

también una severa deshidratación hipotónica,

gran distensión abdominal por marcada

hipopotasemia y malnutrición extrema. Al estado

de crisis celíaca puede llegarse si no se realizan

un diagnóstico y tratamiento adecuados.



Formas no clásicas



Ocasionalmente, las manifestaciones digestivas

están ausentes u ocupan un segundo

plano. A veces, su presentación en niños

mayores es en forma de estreñimiento, asociado

o no a dolor abdominal de tipo cólico, de

distensión abdominal o aparición brusca de

edemas, generalmente coincidiendo con

algun factor precipitante (infección, cirugía,

etc.). El retraso de talla o de la pubertad pueden

también ser datos evocadores. Otra forma

aislada de presentación es una anemia ferropénica,

debida a la malabsorción de hierro y

folatos en el yeyuno. En celíacos no tratados

se ha descrito hipoplasia del esmalte dentario.

También se ha referido la tríada epilepsia, calcificaciones

intracraneales occipitales bilaterales

y enfermedad celíaca, que responde al

tratamiento con dieta exenta de gluten.



Formas silentes



La enfermedad puede cursar durante varios

años de modo asintomático, como se ha comprobado

en familiares de primer grado de

pacientes celíacos. Por ello, es necesario un

atento seguimiento clínico de estas familias,

incluyendo marcadores serológicos (anticuerpos

antigliadina, antiendomisio y/o antirreticulina)

e incluso biopsia intestinal, si fuera

necesario.



Formas latentes



El término enfermedad celíaca latente debe

reservarse para aquellos individuos que, con-



49

Gastroenterología



sumiendo gluten, con o sin síntomas, tienen

una biopsia yeyunal normal o sólo con

aumento de linfocitos intraepiteliales. En su

evolución deberán presentar atrofia de vellosidades

intestinales, con normalización anatómica

tras la retirada del gluten de la dieta y

reaparición de la lesión al reintroducirlo. Suelen

ser familiares en primer grado de pacientes

celíacos y, dado el alto riesgo de desarrollar

la enfermedad, deben ser controlados periódicamente.



Marcadores serológicos



La descripción y observación de las nuevas

formas clínicas oligo o monosintomáticas está

en estrecha relación con el desarrollo de los

marcadores serológicos o anticuerpos circulantes

en pacientes con EC y dirigidos frente

a distintos antígenos.

Los anticuerpos antigliadina (AAG) se determinan

mediante técnicas de ELISA que son

técnicamente fáciles, reproducibles y baratas.

Los AAG de clase IgG son sensibles, pero

muy poco específicos, con un alto porcentajes

(30-50%) de falsos positivos. Los de clase

IgA son muy sensibles (superior al 90%) con

una especificidad variable según la población

a la que se aplique; puede ser superior al 85-

90% en pacientes con patología digestiva. En

general existe una gran variabilidad en la eficacia

de los AAG, dependiendo de los test

utilizados y de los autores.

Los anticuerpos antiendomisio (AAE) se

detectan en la


muscularis mucosae del esófago


de mono o sobre cordón umbilical por métodos

de inmunofluorescencia; su presencia se

relaciona más estrechamente con el daño de

la mucosa, en los pacientes celíacos, que los

AAG. La sensibilidad y especificidad de los

AAE es superior al 90%; la especificidad es

discretamente inferior en adultos en comparación

con los pacientes pediátricos. Su sensibilidad

varía según los grupos de población y

la edad, siendo menos sensibles que los AAG

en niños menores de 2 años y en los adolescentes

y similar o superior a los AAG en los

otros grupos de edad.

La reciente puesta a punto de un método enzimático

para la determinación de anticuerpos

antitransglutaminasa tisular (anti-TGt) ha

extendido su uso en la práctica clínica ya que

combinan la alta eficacia de los AAE-sensibilidad

y especificidad > 90% - con las ventajas

m e t odológicas de los AAG (ELISA)

Tanto los anticuerpos tisulares, AAE y anti-

TGt, como los AAG disminuyen hasta niveles

por debajo del valor de referencia al

excluir el gluten de la dieta; sin embargo, ocasionalmente,

pueden persistir AAE positivos

a títulos bajos, siendo los AAG negativos lo

que podría ser indicativo de un proceso inflamatorio

persistente a nivel del intestino delgado.

Los anti-TGt tienen un comportamiento

similar a los AAE.

Por ello estos marcadores son de utilidad en la

monitorización del tratamiento dietético, ya

que transgresiones mínimas pueden, aunque

no en todos los casos, ser detectadas mediante

una elevación de los AAG y en menor

medida a través de los AAE y de los anti-TGt.

En aquellos pacientes sometidos a provocación

con gluten, en ausencia de manifestaciones

clínicas y/o de otras alteraciones biológicas,

la elevación de uno o varios de estos marcadores

se asocia con una recaída histológica,

permitiendo establecer la indicación de la

biopsia posprovocación .

La determinación de otros marcadores como

los anticuerpos antirreticulina o antiyeyunales

no tiene ningún interés práctico adicional.

En general, los marcadores serológicos son de

gran utilidad como indicadores de EC en

aquellos pacientes con formas subclínicas de



50

Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría



la enfermedad, pero no pueden ser utilizados

como único criterio diagnostico. Probablemente,

los anticuerpos IgA antitransglutaminasa

tisular son los que muestran mejor capacidad

diagnóstica, ya que reflejan con mayor

exactitud el estado de la mucosa intestinal.



Diagnóstico



No puede establecerse por datos clínicos ni

analíticos. Es imprescindible la realización de,

al menos, una biopsia intestinal y el estudio

histológico de una muestra de mucosa obtenida

a nivel duodenoyeyunal. El hallazgo histológico

específico, aunque no patognomónico,

es una atrofia vellositaria severa (atrofia subtotal)

con hiperplasia de las criptas y aumento

de linfocitos intraepiteliales.

Los criterios diagnósticos establecidos por la

Sociedad Europea de Gastroenterología y

Nutrición Pediátrica (ESPGAN 1970) incluyen

la realización de al menos 3 biopsias

intestinales, siendo imprescindible que, en el

momento de la primera biopsia, el paciente

esté consumiendo gluten.

Así pues el diagnóstico se basaría en el hallazgo

de una atrofia intestinal severa en una 1ª

biopsia intestinal (dieta con gluten), normalización

histológica probada en una 2ª biopsia

intestinal, tras un periodo de 2 años de dieta

exenta de gluten, y reaparición de la lesión

vellositaria comprobada mediante una 3ª

biopsia intestinal tras reintroducción del gluten

en la dieta (prueba de provocación).

Estas normas has sido revisadas posteriormente

(1989), puntualizando que la segunda y la

tercera biopsia sólo serían necesarias en niños

pequeños, cuando no se ha realizado la 1ª

biopsia o los hallazgos histológicos de la

misma no son específicos o cuando la respuesta

clínica a la exclusión del gluten no es concluyente.

La presencia de marcadores serológicos (anticuerpos

antigliadina, antiendomisio y/o transglutaminasa)

elevados en la fase activa de la

enfermedad (cuando el paciente esté consumiendo

gluten) y su desaparición tras suprimir

el gluten de la dieta es un dato biológico

que apoya el diagnóstico, pero no un criterio

suficiente


per se. Nunca debe excluirse el gluten


de la dieta sin biopsia previa.



Tratamiento



No hay tratamiento farmacológico. La única

actitud terapéutica es la supresión de la dieta

de todos los productos que tienen gluten,

concretamente todos los productos que incluyen

harinas de cebada, centeno, avena y trigo.

Aunque recientemente se ha puesto en

entredicho la toxicidad de la avena, no se dispone

de estudios concluyentes. En las tablas

se detallan los alimentos prohibidos o aptos

para enfermos celíacos. Hay que tener en

cuenta que las harinas se utilizan ampliamente

en la industria alimentaria. Por ello, el

Códex Alimentario establece como límites

máximos de contenido en gluten para que un

producto sea considerado sin gluten de 20

ppm para los alimentos naturalmente exentos

de gluten y de 200 ppm para los alimentos

elaborados con almidón de trigo.

Tras la exclusión de gluten de la dieta, la recuperación

histológica completa no se produce

de forma inmediata; en adultos puede incluso

tardar más de 2 años, y en niños no se produce

antes del año de tratamiento dietético. Por

ello puede ser necesario excluir temporalmente

la lactosa de la dieta, hasta la recuperación

de las enzimas de la pared intestinal, especialmente

de la lactasa. Igualmente y dependiendo

del grado de malabsorción y/o de malnutrición

del paciente, el tratamiento dietético

inicial puede ser necesario el recomendar una

dieta hipoalergénica, hipercalórica o pobre en

fibra.



51

Gastroenterología



Los suplementos de hierro y/o otros minerales

no suelen ser necesarios, excepto en situaciones

de deterioro nutricional importante.



Complicaciones y pronóstico



Si el cumplimiento dietético es estricto, se ha

comprobado que a los 10 años de la dieta el

riesgo de enfermedades neoplásicas y probablemente

también de enfermedades autoinmunes

es similar al de la población general.

El pobre cumplimiento o las transgresiones

dietéticas conlleva un riesgo especialmente

de enfermedades neoplásicas del tracto digestivo

como carcinomas esofágicos y faríngeos,

adenocarcinomas de intestino delgado y linfomas

no Hodgkin.



52

Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría



TABLA I. Alimentos que contienen gluten; PROHIBIDOS



1. Harinas de trigo, centeno, avena, cebada

2. PAN, bollos, pasteles, tartas, galletas, bizcochos y demás productos de pastelería, elaborados con

cualquiera de estas harinas

3. PASTAS ALIMENTICIAS, ITALIANAS o similares: fideos, macarrones, tallarines, etc. y sémola

de trigo

4. Leches malteadas y alimentos malteados. Chocolates (excepto los autorizados)

5. Infusiones y bebidas preparadas con cereales, cerveza, malta, agua de cebada, etc

6. Productos manufacturados en los que entren en su composición cualquiera de las harinas citadas,

por ejemplo: sopas de sobre, flanes y natillas preparadas, helados, caramelos



TABLA II. Alimentos sin gluten; PERMITIDOS



1. Leche y derivados (queso, requesón, mantequilla, nata)

2. Carne, pescado, mariscos y huevos

3. Verduras, frutas, hortalizas, tubérculos (patata)

4. ARROZ, MAÍZ, en forma de harinas y grano, palomitas

5. Tapioca, soja y harina de soja

6. Legumbres: lentejas, garbanzos, alubias, etc

7. Frutos secos

8. Azúcar y miel

9. Aceites, margarina (sin aditivos)

10. Sal, vinagre, levadura sin gluten, pimienta



Por otra parte se ha observado que uno de

cada 20 pacientes diagnosticados en la edad

adulta desarrollan un linfoma de células T en

los 4 años siguientes al diagnóstico. Enfermedades

no neoplásicas pero de gran morbilidad

están también en relación con la enfermedad

celiaca no tratada; así junto a enfermedades

de tipo autoinmune, pueden observarse alteraciones

del metabolismo óseo, problemas en

relación con la reproducción, alteraciones

neurológicas y psiquiátricas. Estas observaciones

justifican tanto el diagnóstico precoz

como la exclusión, estricta y de por vida, del

gluten en la dieta del paciente celíaco. Tras el

diagnóstico, el seguimiento clínico de por

vida de estos pacientes es igualmente imperativo

y cumple un doble objetivo: la vigilancia

del correcto cumplimiento dietético y la

detección de posibles complicaciones.



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53

Gastroenterología



TABLA III. Alimentos que pueden contener gluten



En general cualquier alimento preparado o manufacturado puede contener gluten; evitar los productos

a granel

• Fiambres: salchichas, mortadelas, otros embutidos, pasteles de jamón o de carne, otros preparados

de charcutería. Patés diversos

• Queso fundido, queso en laminas, queso de bola, en general quesos sin marcas de garantía

• Conservas

• Turrón, mazapán

• Cafés y té de preparación inmediata

• Colorantes: algunos colorantes alimentarios.

• Pipas con sal, caramelos, golosinas

• MEDICAMENTOS: consultar prospecto

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Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría

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